dimarts, 9 d’abril del 2013

Suerte que la justicia es igual para todos



En este nuestro bosque casi todos los animalitos, la fauna del bajo bosque, conoce los grandes actos que han hecho animales más grandes (águilas, zorros, cuervos, coyotes,…). Pues las ardillas quieren felicitarlos, realizar actos de reunión para comunicarles sus gratificantes decisiones, decisiones que los han ayudado a tener una vida mejor, más tranquila, en la que no existe el peligro de perder la rama en la que viven, en la que no tienen que sacrificarse para salvar a los buitres, en la que todas tienen trabajo (los niveles de empleo en este nuestro bosque superan los niveles históricos).

Existe un animal de la clase dirigente, no sabemos si aéreo o terrestre, que ha sugerido a los jueces del bosque que estudien las situaciones. Este es un claro ejemplo de cómo están divididos los poderes que nos gobiernan (ejecutivo, judicial y legislativo) completamente independientes. Los animales dirigentes no quieren entender los vitos, los gritos, las pancartas y los gestos que les realizan como algo bueno, consideran que es un insulto y por eso se dirigen contra nuestras compañeras las ardillas. Ellas sólo recuerdan las actuaciones en referencia a las preferidas, como las expropiaciones de ramas tenían un precio u otro, dependiendo a quién se la quitaran, como sacrifican su poder adquisitivo para salvar a los buitres, como los recortes les afectan a ellas en mayor medida que a otros animales.

Si los animales dirigentes tienen problemas para aceptar los halagos; ¿cómo aceptaran las críticas? ¿Las aceptarán?

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