dilluns, 15 d’abril del 2013

Las ideas del bosque negro


En un sitio u otro siempre hay elecciones, las águilas negras de garras rojas no son una excepción y por eso mismo comentan las noticias populistas, pero sólo una parte, que el bosque se uniera en sus tierras hace unos 25 años no nos dice nada de la igualdad entre los habitantes de su gran bosque negro.

La maniobra de recortar en el bosque de cipreses no les salió del todo bien, los conejos supieron mover los ahorros, ahora están recomendando otros impuestos para los demás bosques de la zona sud. Sólo para los de la zona sud, ellos son cuasi perfectos y no necesitan ser salvados o eso nos hacen creer.

Recomiendan que la Unión de Bosques mire hacia ahorros que no se puedan mover con facilidad, las ramas de los árboles, esas ramas que provocaron a un número elevado de ardillas problemas para llegar a fin de mes. Recordemos que las ardillas pagaron hace tiempo los impuestos ad valorem de esas ramas.

El águila negra nos hace mirar hacia las ramas ya que ellas están en su mayoría alquiladas, no son propietarias (el problema es suyo si no saben ver que la cantidad en alquiler durante toda su vida es inferior al precio de la vivienda), pero han de existir propietarios igualmente o son del estado o de sus “solventes” y “perfectas” cajas de ahorro.

En este nuestro bosque las ardillas están con el agua por encima del cuello para poder comprar la rama, aún no se ha descubierto que las regalen. Puede ser que una justificación para encararse con la rama es que ellos ahorran pensando en la jubilación.

Con el precio de las ramas y la burbuja que se está deshinchando poco a poco nos ven ricos. Suerte que siempre los hemos tomado a ellos como ricos y nosotros los pobres, según los datos que han publicado nos equivocábamos; nosotros somos los ricos y ellos los pobres – perdón si me río –. La pregunta es: ¿A partir de cuántas ramas se es rico? ¿Qué precio se considera antes de la burbuja, durante la burbuja o ahora?

La situación es amenazante y cuesta ver la luz al final del túnel, pero se sabe que existe y se buscará, se irá con la sonrisa y nos mostraremos amables, pero las ardillas de este nuestro bosque no se bajaran los pantalones ni levantarán el brazo estirado para saludar (o eso espero).

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