dimarts, 19 de març del 2013

Cipres


Hoy en estas líneas se romperá el esquema, la norma, no se hablará de este nuestro bosque. Se hablará de un pequeño bosque de cipreses que hay bien entrado en el charco del lado este, casi al final de todo, cerca de las tierras desconocidas que ya no pertenecen a la Unión de Bosques.

En ese bosque hay otro tipo de fauna, otro tipo de vegetación y otra forma de pensar. Es un bosque rico o era rico en materias primeras hasta que los habitantes del bosque hay más al norte de nuestra unión las explotó. Ese bosque tenía, ahora tiene en menor proporción, cobre, piritas de hierro, amianto, yeso, mármol, pigmento de arcilla, madera (recordemos que es un bosque) y sal (recordemos que es una isla).

Pues bien todo y tener recursos, ahora en menor medida que antes, se hunde. Para evitar su hundimiento ha pedido ayuda a la Unión de Bosques. Esta unión actualmente está dirigida por un águila negra con pico y garras rojas.

La UB les pide una cierta cantidad de dinero, que ahora mismo ellos no pueden pagar. Por lo tanto lo que sugirió en primer momento la UB fue que fueran los ahorradores, que habían dejado los frutos a los buitres quienes se sacrificaran. Eso no le hizo gracia a la fauna de la isla, que empezó toda a sentirse ese animal de orejas grandes, dientes pronunciados, cola pequeña, se sentían conejos. Dicha fauna no entiende la razón de su castigo, cuando ellos no han hecho nada malo, ellos son los trabajadores que se guardaban sus frutos, la pega es que no guardaban los frutos debajo de las raíces de los cipreses.

Al  mismo tiempo con esa maniobra está despertando al gigante rojo que aún vive más hacia el este. No se dan cuenta de los peligros que puede llegar a conllevar.  A los demás bosques de la periferia Sud les están diciendo: “Estad tranquilos, no os pasará nada”. Siendo esas palabras de fácil relacionar con la calma que anuncia la tempestad.

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