dimarts, 26 de febrer del 2013

El águila y el zorro o "Cómo dejar de ser águilas"


Esta el zorro andando tranquilamente por un prado de brotes verdes de hierba, soleado y con una agradable brisa fresca. Justo cuando está en medio, le aterriza delante el águila, nuestra amiga ya conocida.
  • -          No creo que pueda entender nunca tu forma de elegir sitios – dice el zorro.
  • -          En un lugar donde nos pueden ver y no oír, ¿qué problema encuentras? ¿No hemos de debatir para las ardillas? – contesta el águila con preguntas a la no pregunta del zorro.
  • -          Pues entonces, ¡buenos días! – saluda el zorro con una sonrisa. Al águila no le acaba de gustar la sonrisa.
  • -          Buenos días, ¿sobre qué hemos de hablar? – pregunta el águila.
  • -          Buenos días, sobre nada – responde el zorro, mientras el águila le hace una reverencia con la cabeza.
  • -          Veo mi error, te felicito por haberlo reconocido, dame el placer de reformular la pregunta; ¿sobre qué hemos de aparentar hablar? – el zorro le dedica una sonrisa.
  • -          En primer lugar, te tengo que felicitar por la cortina de humo que has creado. Nadie está pendiente de este nuestro debate. En segundo lugar es comentar el “Pacto anti corrupción” – los dos animales se ponen a reír –. Me parece que compartimos punto de vista.
  • -          Joven amigo – dice pausadamente el águila –, lo que compartimos  es visión.
  • -          La misión de mirar hacia otro lado – los dos animales vuelven a reír.
  • -          ¿Tienes el pacto de los animales a cuatro patas listo? – pregunta el águila.
  • -          Siempre y cuando tengas el de las aves preparado. Por cierto no acepto el tuyo – responde el zorro.
  • -           Creo recordar que tampoco he aceptado el tuyo – añade el águila.
  • -          Por lo que te felicito es por la idea de “presentar” la declaración de renta – dice el zorro.
  • -          Pues yo te felicito; la idea del cuervo en el semicírculo del bosque es sublime. Tendrías que ver lo felices que hace a las ardillitas.

Una vez los dos animales, han hablado de ese tema y de otros, todos ellos sin previo acuerdo, deciden marcharse cada cual por su lado y realizando un gran esfuerzo para esconder la sonrisa de felicidad en sus rostros. 

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